jueves, 2 de abril de 2009

EL ESTADO (Capitulo III )

El funcionamiento del Estado Español

A continuación un somero análisis del funcionamiento del Estado Español: estructura organizativa, instituciones y funciones. Para ello contamos con un texto explicativo, y como apoyo, un cuadro en el que se relacionan todas estas cuestiones, eso sí, de manera muy esquemática.

1. Lo primero que hay que decir es que la División de Poderes (Ejecutivo -gobierno-, Legislativo -parlamentos-, Judicial -tribunales-) que es en teoría la base de todo el sistema, en realidad no se cumple.

Relaciones Ejecutivo-Legislativo. Dado los sistemas electoral y parlamentario español el Gobierno siempre (o casi) corresponde con el partido político que haya obtenido la mayoría (absoluta – más del 50 % de los escaños- o simple) de votos en el Congreso de los Diputados (que es donde realmente se hacen las leyes, ya que el Senado, prácticamente no sirve para nada). Esto significa que al final legisla (elabora y aprueba) y ejecuta las leyes el mismo partido político. Es decir: el ejecutivo (gobierno) propone las leyes (decreto ley) y el Parlamento (que suele ser mayoritariamente ocupado por diputaos del mismo partido) las aprueba.
Del parlamento salen también, eso sí, las “proposiciones de ley” que son las leyes que propone la oposición. Esas “proposiciones ley” deberán ser aprobadas por los diputados por lo que nuevamente dependerá su aprobación o no de quien domine el parlamento.

Relaciones Ejecutivo-Judicial y Legislativo-Judicial. Debido a la reforma que hizo el PSOE hace unos cuantos años del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, los jueces más decisivos del Estado son elegidos según criterios políticos. Es por eso que se habla de jueces “progresistas” y jueces “conservadores”. Los principales partidos políticos con representación parlamentaria eligen a los jueces que formarán el CGPJ. De este modo, la Justicia también está intervenida.

2. Por otro lado hay que señalar la naturaleza descentralizada del Estado Español. Es descentralizada (es decir, no todas las decisiones se toman en un sólo lugar o centro político, sino que hay varios) en comparación con, por ejemplo, el Estado Francés, donde todas las decisiones políticas se toman en la capital, París.
Pero la descentralización del Estado no es completa. Ni es un Estado centralista (como el ya mencionado, Francia), ni un Estado federal (como los EEUU, donde en un Estado puede ser -y de hecho, es- delito la penetración anal, y en otro puede estar perseguida la homofobia).
El famoso Estado de las Autonomías está a medio camino de ambos modelos: Hay decisiones políticas que se toman sólo en Madrid, hay decisiones políticas que se toman sólo en las capitales de las Comunidades Autónomas (Sevilla, Barcelona, Toledo o Valladolid) y hay decisiones políticas que se toman (es decir, son competencia) en ambos niveles (Estado y CCAA).
Esta estructura de poder compartido crea una serie de problemas: a) para el funcionamiento del Estado mismo porque se dan muy a menudo problemas de competencias entre el Estado y las CCAA y entre las CCAA entre sí (por ejemplo, las Juntas de Andalucía y Castilla la Mancha pugnan por el control del río Guadalquivir), y b) para el ciudadano, porque tiene que soportar dos gobiernos en vez de uno a nivel tanto político como económico (con la cantidad de cargos públicos y políticos existentes, muchas veces duplicados).
Las CCAA tienen la misma estructura del Estado, como puede observarse en el cuadro.

3. Por otro lado hay que tener en cuenta, respecto a la descentralización lo siguiente: diferenciar entre la descentralización política y la descentralización administrativa. Políticamente sólo hay dos escalones en la descentralización: el Estado y las CCAA. Sólo estas instituciones tienen capacidad de legislar.
Administrativamente hay, sin embargo, cuatro niveles (y la Constitución prevee la posiblidad del surgimiento de otras si fuera necesario): Estado, CCAA, Diputaciones (a nivel provincial) y Ayuntamientos (a nivel municipal-local). Las administraciones son por un lado parte del ejecutivo, y hacen cumplir las leyes (y de ahí que existan distintos cuerpos de policía: nacional, autonómica o local) y por otro lado tienen capacidades para organizar el territorio. Pero Ayuntamientos y Diputaciones no pueden legislar. Es por eso que en pueblos y ciudades se habla de “ordenanzas”. Incumplir una ordenanza municipal no es delito, y sólo puede ser penalizado mediante una sanción administrativa (una multa económica, pero no cárcel ni inhabilitación pública).

Leer más...

EL ESTADO ( Capitulo II )

El origen del Estado

El Estado es un ente histórico.
Eso significa que, como el resto de las creaciones humanas, tuvo un principio. Y tendrá un fin. También significa que, dependiendo de la sociedad humana que tomemos como referente (Extremo Oriente, América Central, Europa...) y del momento concreto sobre el que echemos nuestra mirada (en Europa: edades Antigua, Media...) el Estado ha tenido unas características diferentes.
No obstante, siempre ha respondido a la misma naturaleza: ser, por antonomasia, la institución que encarna el poder.

¿Pero en qué momento y cómo surgió el Estado?

Si decimos que el Estado es histórico, esto quiere decir, necesariamente, que ha habido periodos en la Historia humana en la que no había Estado.

Durante la Prehistoria (la parte de la Historia humana en la que no había escritura) no existía el Estado. Los seres humanos se dedicaban a la caza y a la recolección, porque aún no conocían la agricultura. Esta economía les obligaba a moverse continuamente (eran nómadas) para mantenerse en equilibrio con el medio y no expoliar definitivamente una zona de frutos vegetales y caza. Por otra parte, los grupos humanos eran de número reducido ya que ese tipo de economía permitía sólo un incremento casi nulo de la población.

En momentos determinados de la Prehistoria se produjo, en distintos lugares del mundo (los actuales Iraq, México, Egipto, China, la India -que en esa época no existían como tales-) un proceso que es conocido como la Revolución Neolítica. Ésta consistió en el descubrimiento de la agricultura y la ganadería y tuvo lugar entre el Seis Mil y el Tres Mil antes de nuestra era.

Sobre todo en las sociedades agrícolas que surgieron, como la gente tenía que cuidar sus cultivos para que dieran frutos y como ya no tenían necesidad de moverse para buscar alimento, los grupos humanos se volvieron sedentarios (empezaron a vivir en lugares fijos). Así surgieron los primeros poblados.

De pronto, comenzó a haber abundancia de alimentos (de grano) y se requirieron una serie de infraestructuras (graneros), instrumentos (cerámica) y lo que fue determinante: surgió la división del trabajo.

Los excendentes agrícolas introdujeron una serie de cambios sociales:
- un considerable aumento de población.
- de hecho, más población de la que se necesitaba para cultivar los campos.
- surgió la necesidad de que alguien se dedicara a gestionar el excedente, por ejemplo, haciéndose cargo del granero.
-comenzó a surgir la necesidad de que alguien protegiese los cultivos (hay que tener en cuenta que la Revolución Neolítica no se produjo a nivel mundial, por lo que habían numerosos grupos humanos que seguían siendo cazadores-recolectores y tomaban alegremente de esos cultivos ).
- aumentaron los intercambios comerciales, y surgió la figura del comerciante, en principio muy mal visto socialmente.
- con el tiempo, incluso se hizo necesaria la creación de algún tipo de sistema de contabilidad para conocer la cuantía del grano y para registrar los intercambios comerciales: ese fue el origen de la escritura.

Probablemente, en un largo proceso que duró generaciones, los gestores de los graneros, evidentemente privilegiados sobre sus sociedades (ya que no trabajaban como campesinos de sol a sol) decidieron asegurarse su estatus. Para tal fin decidieron adueñarse del granero (y convertirse en quien dispensaba el alimento, en el rey-dios). Ante el más que probable descontento de los campesinos, que perdían de pronto su independencia económica, los monarcas-dioses recién creados se apoyaron, a cambio de prebendas y privilegios, en las personas dedicadas a proteger los cultivos: ahora no protegerían los cultivos para la comunidad sino para el monarca-dios. Surgieron así los ejércitos y policías. Luego se dieron cuenta de que no bastaba con controlar el cuerpo de los campesinos, sino que había que controlar también sus mentes; así se echó mano de los chamanes y brujos, que pasaron de pedir agua a los dioses de la lluvia para que crecieran los cultivos, a justificar con toda suerte de tretas e invenciones la nueva situación, y a endiosar al rey-dios. Estos sacerdotes se hicieron además con el privilegio de controlar la escritura.

Así se configuraron los Estados de la Antigüedad, que como vemos cumplen los requisitos de todo Estado: se asientan en la desigualdad económica (la justifican) a favor de una casta (el rey, y con el tiempo, sus nobles -burguesía ahora-), apoyadas por el Aparato Militar (ejército y policía) y por el Aparato Ideológico (sacerdotes -medios de comunicación ahora-).

Volviendo al principio: el Estado tuvo un origen y siempre ha tenido la misma naturaleza. El Estado tendrá un fin. Sólo queda luchar para que aquello que lo sustituya, tenga una naturaleza distinta.
Leer más...