sábado, 30 de junio de 2012

MATERIAL EDITADO :

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jueves, 2 de abril de 2009

EL ESTADO (Capitulo III )

El funcionamiento del Estado Español

A continuación un somero análisis del funcionamiento del Estado Español: estructura organizativa, instituciones y funciones. Para ello contamos con un texto explicativo, y como apoyo, un cuadro en el que se relacionan todas estas cuestiones, eso sí, de manera muy esquemática.

1. Lo primero que hay que decir es que la División de Poderes (Ejecutivo -gobierno-, Legislativo -parlamentos-, Judicial -tribunales-) que es en teoría la base de todo el sistema, en realidad no se cumple.

Relaciones Ejecutivo-Legislativo. Dado los sistemas electoral y parlamentario español el Gobierno siempre (o casi) corresponde con el partido político que haya obtenido la mayoría (absoluta – más del 50 % de los escaños- o simple) de votos en el Congreso de los Diputados (que es donde realmente se hacen las leyes, ya que el Senado, prácticamente no sirve para nada). Esto significa que al final legisla (elabora y aprueba) y ejecuta las leyes el mismo partido político. Es decir: el ejecutivo (gobierno) propone las leyes (decreto ley) y el Parlamento (que suele ser mayoritariamente ocupado por diputaos del mismo partido) las aprueba.
Del parlamento salen también, eso sí, las “proposiciones de ley” que son las leyes que propone la oposición. Esas “proposiciones ley” deberán ser aprobadas por los diputados por lo que nuevamente dependerá su aprobación o no de quien domine el parlamento.

Relaciones Ejecutivo-Judicial y Legislativo-Judicial. Debido a la reforma que hizo el PSOE hace unos cuantos años del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, los jueces más decisivos del Estado son elegidos según criterios políticos. Es por eso que se habla de jueces “progresistas” y jueces “conservadores”. Los principales partidos políticos con representación parlamentaria eligen a los jueces que formarán el CGPJ. De este modo, la Justicia también está intervenida.

2. Por otro lado hay que señalar la naturaleza descentralizada del Estado Español. Es descentralizada (es decir, no todas las decisiones se toman en un sólo lugar o centro político, sino que hay varios) en comparación con, por ejemplo, el Estado Francés, donde todas las decisiones políticas se toman en la capital, París.
Pero la descentralización del Estado no es completa. Ni es un Estado centralista (como el ya mencionado, Francia), ni un Estado federal (como los EEUU, donde en un Estado puede ser -y de hecho, es- delito la penetración anal, y en otro puede estar perseguida la homofobia).
El famoso Estado de las Autonomías está a medio camino de ambos modelos: Hay decisiones políticas que se toman sólo en Madrid, hay decisiones políticas que se toman sólo en las capitales de las Comunidades Autónomas (Sevilla, Barcelona, Toledo o Valladolid) y hay decisiones políticas que se toman (es decir, son competencia) en ambos niveles (Estado y CCAA).
Esta estructura de poder compartido crea una serie de problemas: a) para el funcionamiento del Estado mismo porque se dan muy a menudo problemas de competencias entre el Estado y las CCAA y entre las CCAA entre sí (por ejemplo, las Juntas de Andalucía y Castilla la Mancha pugnan por el control del río Guadalquivir), y b) para el ciudadano, porque tiene que soportar dos gobiernos en vez de uno a nivel tanto político como económico (con la cantidad de cargos públicos y políticos existentes, muchas veces duplicados).
Las CCAA tienen la misma estructura del Estado, como puede observarse en el cuadro.

3. Por otro lado hay que tener en cuenta, respecto a la descentralización lo siguiente: diferenciar entre la descentralización política y la descentralización administrativa. Políticamente sólo hay dos escalones en la descentralización: el Estado y las CCAA. Sólo estas instituciones tienen capacidad de legislar.
Administrativamente hay, sin embargo, cuatro niveles (y la Constitución prevee la posiblidad del surgimiento de otras si fuera necesario): Estado, CCAA, Diputaciones (a nivel provincial) y Ayuntamientos (a nivel municipal-local). Las administraciones son por un lado parte del ejecutivo, y hacen cumplir las leyes (y de ahí que existan distintos cuerpos de policía: nacional, autonómica o local) y por otro lado tienen capacidades para organizar el territorio. Pero Ayuntamientos y Diputaciones no pueden legislar. Es por eso que en pueblos y ciudades se habla de “ordenanzas”. Incumplir una ordenanza municipal no es delito, y sólo puede ser penalizado mediante una sanción administrativa (una multa económica, pero no cárcel ni inhabilitación pública).

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EL ESTADO ( Capitulo II )

El origen del Estado

El Estado es un ente histórico.
Eso significa que, como el resto de las creaciones humanas, tuvo un principio. Y tendrá un fin. También significa que, dependiendo de la sociedad humana que tomemos como referente (Extremo Oriente, América Central, Europa...) y del momento concreto sobre el que echemos nuestra mirada (en Europa: edades Antigua, Media...) el Estado ha tenido unas características diferentes.
No obstante, siempre ha respondido a la misma naturaleza: ser, por antonomasia, la institución que encarna el poder.

¿Pero en qué momento y cómo surgió el Estado?

Si decimos que el Estado es histórico, esto quiere decir, necesariamente, que ha habido periodos en la Historia humana en la que no había Estado.

Durante la Prehistoria (la parte de la Historia humana en la que no había escritura) no existía el Estado. Los seres humanos se dedicaban a la caza y a la recolección, porque aún no conocían la agricultura. Esta economía les obligaba a moverse continuamente (eran nómadas) para mantenerse en equilibrio con el medio y no expoliar definitivamente una zona de frutos vegetales y caza. Por otra parte, los grupos humanos eran de número reducido ya que ese tipo de economía permitía sólo un incremento casi nulo de la población.

En momentos determinados de la Prehistoria se produjo, en distintos lugares del mundo (los actuales Iraq, México, Egipto, China, la India -que en esa época no existían como tales-) un proceso que es conocido como la Revolución Neolítica. Ésta consistió en el descubrimiento de la agricultura y la ganadería y tuvo lugar entre el Seis Mil y el Tres Mil antes de nuestra era.

Sobre todo en las sociedades agrícolas que surgieron, como la gente tenía que cuidar sus cultivos para que dieran frutos y como ya no tenían necesidad de moverse para buscar alimento, los grupos humanos se volvieron sedentarios (empezaron a vivir en lugares fijos). Así surgieron los primeros poblados.

De pronto, comenzó a haber abundancia de alimentos (de grano) y se requirieron una serie de infraestructuras (graneros), instrumentos (cerámica) y lo que fue determinante: surgió la división del trabajo.

Los excendentes agrícolas introdujeron una serie de cambios sociales:
- un considerable aumento de población.
- de hecho, más población de la que se necesitaba para cultivar los campos.
- surgió la necesidad de que alguien se dedicara a gestionar el excedente, por ejemplo, haciéndose cargo del granero.
-comenzó a surgir la necesidad de que alguien protegiese los cultivos (hay que tener en cuenta que la Revolución Neolítica no se produjo a nivel mundial, por lo que habían numerosos grupos humanos que seguían siendo cazadores-recolectores y tomaban alegremente de esos cultivos ).
- aumentaron los intercambios comerciales, y surgió la figura del comerciante, en principio muy mal visto socialmente.
- con el tiempo, incluso se hizo necesaria la creación de algún tipo de sistema de contabilidad para conocer la cuantía del grano y para registrar los intercambios comerciales: ese fue el origen de la escritura.

Probablemente, en un largo proceso que duró generaciones, los gestores de los graneros, evidentemente privilegiados sobre sus sociedades (ya que no trabajaban como campesinos de sol a sol) decidieron asegurarse su estatus. Para tal fin decidieron adueñarse del granero (y convertirse en quien dispensaba el alimento, en el rey-dios). Ante el más que probable descontento de los campesinos, que perdían de pronto su independencia económica, los monarcas-dioses recién creados se apoyaron, a cambio de prebendas y privilegios, en las personas dedicadas a proteger los cultivos: ahora no protegerían los cultivos para la comunidad sino para el monarca-dios. Surgieron así los ejércitos y policías. Luego se dieron cuenta de que no bastaba con controlar el cuerpo de los campesinos, sino que había que controlar también sus mentes; así se echó mano de los chamanes y brujos, que pasaron de pedir agua a los dioses de la lluvia para que crecieran los cultivos, a justificar con toda suerte de tretas e invenciones la nueva situación, y a endiosar al rey-dios. Estos sacerdotes se hicieron además con el privilegio de controlar la escritura.

Así se configuraron los Estados de la Antigüedad, que como vemos cumplen los requisitos de todo Estado: se asientan en la desigualdad económica (la justifican) a favor de una casta (el rey, y con el tiempo, sus nobles -burguesía ahora-), apoyadas por el Aparato Militar (ejército y policía) y por el Aparato Ideológico (sacerdotes -medios de comunicación ahora-).

Volviendo al principio: el Estado tuvo un origen y siempre ha tenido la misma naturaleza. El Estado tendrá un fin. Sólo queda luchar para que aquello que lo sustituya, tenga una naturaleza distinta.
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lunes, 30 de marzo de 2009

EL ESTADO (Capítulo I )

El Estado. ¿Qué es?

El Estado es una institución política que tiene como característica fundamental ser la máxima expresión del poder.
El Estado no ha existido siempre (es una fabricación humana e histórica -tuvo un principio y puede tener un fin-) y no siempre ha tenido las mismas características que hoy (aunque en esencia siempre ha sido expresión de los mismos intereses). Sobre este particular nos centraremos en un próximo artículo. Nos detendremos por ahora en la función que ejerce el Estado, a qué aspira éste y en los instrumentos que utiliza.

En relación con esto, es fundamental tener en cuenta que el Estado es, básicamente, una de las formas existentes (no necesariamente la única o la mejor) de organizar la sociedad, y como ente político que es, dispensa los bienes públicos (es decir, lo que es de interés general).

El Poder lo ejerce:
-sobre un territorio que domina.
-sobre las personas que viven en ese territorio. Estas personas según la característica del
Estado, pueden ser bien súbditos (cuando la soberanía reside en una persona, familia o cuerpo social y el resto son políticamente dependientes y no tienen derechos civiles) o bien ciudadanos (cuando la soberanía reside en la propia población y ésta es, legal y jurídicamente, receptáculo de derechos).

Para ejercer este poder, el Estado necesita de una serie de instrumentos:
-el control físico: a través de las “fuerzas del orden”.
-el control institucional: a través de la burocracia.
-el control mental: a través de sus aparatos ideológicos, que intentan conformar una identidad común.

Pero el Estado se encuentra con un problema. Pese a ser expresión máxima del poder (lo que según algunos analistas le daría legitimidad), tiene que compartir el planeta con otros Estados. Estos otros Estados le cuestionan su poder. Para mantener el poder propio e intentar expandirlo incluso más allá de sus propias fronteras, el Estado necesitará de una serie de instrumentos e instancias que le permitan relacionarse con otros Estados. Estas son:
-la diplomacia: intenta resolver los conflictos entre Estados de manera pacífica; intenta también establecer alianzas.
-la presión económica: cuando la política desarrollada por un Estado no agrada a otro, éste, si puede, tiene como una de sus herramientas la sanción económica (boikot, cese de relaciones, embargo...); ocurre también cuando un Estado quiere obligar a otro menos poderoso a hacer algo.
-la guerra.

Vemos que tanto en la relación de poder que establece el Estado sobre las personas sobre las cuales domina, cuanto en la que establece con otros Estados, el Estado, en el ejercicio del poder cuenta con instrumentos de violencia: las fuerzas del orden y seguridad del Estado tienen una proyección interior (policía) y otra exterior (ejército). Una de las características más básicas del Estado es poseer el monopolio de la violencia “legítima”.

El papel del Estado, hasta los años 50 aproximadamente (aunque empiezan a verse signos en tal sentido desde los años 20), se reducía prácticamente al del ejercicio de la violencia, y en algunos casos a la organización de infraestructuras (tengamos en cuenta que las calzadas romanas las hacía Roma para que sus tropas se movilizaran mejor, y que todavía en la Inglaterra de la Revolución Industrial, los caminos los empedraban compañías privadas). A partir de estos años se crea el Estado Social, que en teoría se preocupa por el bien de toda su población y ofrece una serie de servicios públicos. La creación de este modelo de Estado estaba directamente relacionada con el auge de las ideas y movimientos socialistas y en concreto con la aparición de un modelo político-económico rival al vigente: el socialismo real o capitalismo de Estado soviético. En los últimos años (desde los 70) el Estado social se ha ido desestructurando, volviéndose paulatinamente a la privatización de los servicios y al exclusivo papel del Estado como gerente y ejecutor del poder.

El Estado, finalmente, es un gran policía que controla a una población en función de los intereses de la clase dominante, y por otro lado, es un gran soldado que defiende los intereses de su propia clase dominante frente a los de las clases dominantes de otros Estados.

Se puede trazar un esquema básico de los tipos de Estado que existen:




Estos atributos pueden interrelacionarse y combinarse de distintos modos. A continuación, ejemplos de tipos de Estado según el orden y relación de los elementos en juego:

-monarquías centralizadas dictatoriales → Marruecos (actualidad)
-monarquías centralizadas democráticas → Suecia
-monarquías descentralizadas dictatoriales (o autoritarias) → Habsburgo hispánicos (ss. XVI-XVII)
-monarquías descentralizadas democráticas → Gran Bretaña
-repúblicas centralizadas dictatoriales → China
-repúblicas centralizadas democráticas → Francia
-repúblicas descentralizadas dictatoriales → URSS
-repúblicas descentralizadas democráticas → Alemania

* por “democracias” se entiende aquí la democracia representativa, burguesa o demoliberalismo. A continuación cuatro definiciones distintas, con niveles de complejidad en aumento, según la inclusión en cada definición de más variables y factores:

- Sistema de gobierno por el pueblo en el que éste elige a sus representantes para que decidan por él.

- La forma más común de democracia representativa es el demoliberalismo o democracia burguesa, que consiste en adaptar el sistema general de representatividad a los presupuestos teóricos del liberalismo político: División de Poderes y Soberanía Nacional.

- En su acepción más común (demoliberalismo o democracia burguesa) expresa el sistema de dominación de clase de este grupo social sobre los restantes (especialmente sobre el proletariado) ya que el liberalismo político es principalmente un marco teórico para justificar los efectos más perniciosos del liberalismo económico, teoría económica del capitalismo.

- En su acepción más común encubre y justifica, a través del liberalismo (político y económico) el dominio de una clase social (la burguesía) de las demás (especialmente el proletariado), mediante el sistema económico conocido como capitalismo.



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sábado, 1 de marzo de 2008

Los ejes de la política

Cuando se habla de posturas políticas suele aludirse a dos conceptos: izquierda y derecha. Si lo conceptualizamos como un eje con dos extremos, veremos que suele asociarse con el primero, la izquierda, la libertad individual y la igualdad económica, mientras que en el segundo (derecha), se suelen incluir la autoridad y la desigualdad económica.

Esto último puede ejemplificarlo claramente la dictadura franquista. A Franco todos lo colocaríamos en la derecha. Pero ¿qué ocurre cuando queremos incluir en este eje a figuras como Castro o Stalin? Pues que les podremos asociar igualdad económica (al menos en teoría) pero desde luego no la defensa de las libertades individuales. ¿No son de izquierdas, entonces? El problema viene de incluir en un solo eje, lo que en realidad deben ser dos: un eje que hace referencia a la economía(igualdad-socialismo—y desigualdad-capitalismo en la sociedad de clases--) y otro que hace referencia a lo político en su sentido más restringido (autoridad frente a libertad). Proponemos en este tríptico, pues, un eje de coordenadas que tenga en cuenta estos cuatro extremos y que facilite la ubicación ideológica de personas, organizaciones y formas de pensamiento.


La política es la actividad orientada, ideológicamente, a la toma de decisiones de un grupo para conseguir unos objetivos. También se define como política a la comunicación dotada de un poder, la relación de fuerzas. La política, por último, es la administración de los bienes públicos. La visión que se viene dando que diferencia entre tendencias izquierda-derecha, resulta bastante ambigua, se queda corta, ya que estos términos (izquierda-derecha) contienen varios conceptos al mismo tiempo. Ante esto han surgido explicaciones que intentan precisar mejor estos conceptos confrontándolo con otros dos ejes o tendencias: la igualdad económica y la libertad política.








La izquierda considera igualdad social prioritaria de los derechos colectivos (sociales), frente a intereses individuales (privados) y a una visión tradicional de la sociedad, representados por la derecha política. En general, tiende a defender una sociedad laica (no religiosa), igualitaria y multicultural. Por lo que la izquierda política se divide en multitud de ramas ideológicas. Esta visión no es sólo igualdad social, sino que también se asocia a veces con el desarrollo de las libertades políticas. Por ejemplo, el comunismo stalinista apuesta por la igualdad socioeconómica anulando las libertades políticas mientras que los progresistas del siglo XIX, apostaban por las libertades políticas al tiempo que defendían la no intervención del gobierno en la economía. En la actualidad el término progresismo agrupa doctrinas filosóficas, éticas y económicas de ciertas tendencias políticas de izquierda. El término surge como contraposición al de conservador. A diferencia de estos últimos, los progresistas pretenden modificar el estado actual de las cosas con el objetivo de mejorar la situación económica y social de las personas.

Derecha se asocia a posiciones conservadoras, liberales (libertad de circulación del dinero), religiosas o bien, simplemente, opuestas a la izquierda. Existen varias corrientes dependiendo de que consideren prioritaria la defensa de la libertad económica (liberalismo), la defensa de la patria (nacionalismo) o mantener los privilegios de los beneficiados por el orden social establecido (tradicionalismo, conservadurismo). El sector liberal incide en el libre mercado y potencia valores y derechos individuales, frente a posiciones que se centran más en el control de la economía por el Estado o tendencias comunitarias o sociales. La derecha más moderada se suele calificar como centro-derecha, mientras que la derecha más extremista se califica como ultraderecha o extrema derecha. Los conservadores defienden la jerarquía a través de la disciplina, la familia y el patriotismo.

Centro es el conjunto de partidos e ideologías que se consideran a sí mismos entre las dos posturas anteriores. En la actualidad se ha llegado al punto en que las diferencias entre los partidos de derecha y de izquierda son pequeñas, defendiendo ambos el libre mercado y la democracia representativa (sistema de gobierno en el que el pueblo elige a sus representantes para que decidan por él)con distintos matices, relacionados principalmente con las libertades civiles (matrimonio, aborto, etc.) El centro se caracteriza principalmente por no tener ideología. Al no tener ideología el centro, básicamente, busca perpetuarse en el poder.




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martes, 26 de febrero de 2008

Presentación sobre la Ley d´Hondt

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jueves, 31 de enero de 2008

FRAGMENTOS DE CULTURA POLÍTICA

* Información ampliada

Rompiendo mitos:

La acción de votar no cambia las decisiones políticas ya escogidas de antemano. No cambia tu vida.
El voto nulo no se tiene en cuenta para los resultados.
El voto blanco no va para la mayoría, pero la favorece.
La abstención no cuenta electoralmente.

De cara a las elecciones, la ciudadanía puede:
1. abstenerse, 2. dar un voto nulo, 3. votar en blanco o
4. votar a un partido político.

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¿Qué es la abstención?

Consiste en no ir a votar. La Ley Electoral no la contempla, es decir, no cuenta para los resultados. Los medios de comunicación y los partidos políticos suelen interpretarla como apatía o confianza en el sistema. Tampoco se encuentra ninguna figura denominada abstención es decir, que la abstención queda como algo pasivo y no como algo activo. Las cifras son constantes desde los años 80, entre el 33 y el 45% de abstención.

Consecuencias: la abstención de forma aislada no tiene repercusión política. Para que no sea interpretada como conformismo o desgana, debe de ir impulsada por una campaña que haga llegar un mensaje a la clase política y a la población, cuestionando la validez del sistema electoral como forma de delegar nuestras responsabilidades en un grupo privilegiado, alejado de nuestra realidad y que manipula nuestros derechos.

¿Qué es el voto nulo?

Es un voto mal realizado en unas elecciones, no es válido para el recuento electoral, por lo tanto no entra en éste. Son varias las circunstancias capaces de anular un voto: incluir una papeleta no oficial, incluir varias papeletas de candidatos distintos para el mismo cargo, incluir insultos en la papeleta, etc. Es interpretado como un error sea o no la intención de la persona manifestar descontento. A diferencia del voto en blanco, el voto nulo no es “institucional” (en algunos países existe una casilla para votar en blanco, pero nunca voto nulo). Es decir, no se elige una de entre las diferentes opciones que da una determinada elección, sino todo lo contrario.

Consecuencias: el voto nulo de forma aislada no tiene repercusión política y es interpretado como un error. Para que tenga un valor político, debe de ir impulsado por una campaña que haga llegar un mensaje a la clase política, o que cuestione la validez del sistema electoral como forma de delegar nuestras responsabilidades en un grupo privilegiado alejado de nuestra realidad y que manipula nuestros derechos.

¿Qué es el voto en blanco?

La Ley electoral recoge la opción de votar en blanco, que no es más que depositar un sobre vacío en las urnas. A diferencia del voto nulo, el voto en blanco sí es considerado como válido en el recuento electoral. Es contabilizado a la hora de establecer la barrera del 3%, porcentaje a partir del cual las formaciones políticas pueden empezar a conseguir escaños. Puede interpretarse: como negación a todos los partidos, indiferencia ante las opciones en una elección o por desconocimiento del sistema electoral.

Consecuencias: supone aceptar formar parte de un sistema injusto, basado en la desigualdad y que alimenta los beneficios de los privilegiados; donde la gran mayoría, nosotros, sigue quedando al margen de las decisiones políticas que toman “nuestros” representantes. No olvidemos que ejercen su poder como mejor les place. En realidad no votamos decisiones políticas sino que mantenemos y legitimamos este sistema.
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